EL DOGMA 95, LA REINVENCIÓN DEL CINE QUE FUE INCAPAZ DE REINVENTARSE A SI MISMA.

Dinamarca, 1995, un grupo de revolucionarios cineastas escandinavos (entre los que destacarían Vinterverg y Lars Von Trier, también conocido como  el danés que comprendía a Hitler, quizá porque él también debía hablar alemán.) se proponen reinventar un cine al que ellos consideran moribundo, victima de un cáncer llamado Hollywood, que poco a poco iba haciendo metástasis por toda la cultura occidental.
El pronóstico era a su parecer nefasto y es así, que el tratamiento no pudo ser más invasivo.
Dicha cura milagrosa recibiría el nombre de Dogma 95 (La originalidad como pueden ver se la reservaron para las películas.) y consistiría en una serie de principios básicos a los que todo cineasta que quisiera podría adscribirse, sin restricciones  de ninguna clase, aunque por algún motivo solo los europeos se apuntaron al chanchullo.
Estos diez mandamientos del cine independiente, también conocidos como el voto de castidad (Y castos fueron, pues al igual que en la biblia con el paso del tiempo  acabarían siendo ignorados por todos, sustituidos por el gran becerro dorado de Wall Street.) dirían lo siguiente:

1. Los rodajes tienen que llevarse a cabo en locaciones reales. No se puede decorar ni crear un "set". Si un artículo u objeto es necesario para el desarrollo de la historia, se debe buscar una localización donde estén los objetos necesarios.
2. El sonido no puede mezclarse separadamente de las imágenes o viceversa (no debe usarse música, a menos que se grabe en el mismo lugar donde la escena se está rodando).
3. Se rodará cámara en mano. Se permite cualquier movimiento o inmovilidad debido a la mano. (La película no debe estar donde esté la cámara; al contrario, el rodaje debe ocurrir donde se dé la película).
4. La película tiene que ser a color. No se permite ninguna luz especial ni artificial (si la luz no alcanza para rodar una determinada escena, la escena debe eliminarse o, en rigor, se le puede enchufar un foco simple a la cámara).
5. Se prohíben cualquier efecto óptico y los filtros.
6. La película no puede tener una acción o desarrollo superficial (no pueden mostrarse armas ni pueden ocurrir crímenes en la historia).
7. Se prohíbe la alienación temporal o espacial. (Esto es para corroborar que la película tiene lugar aquí y ahora.)
8. No se aceptan películas de género.
9. El formato de la película debe ser el Académico de 35 mm.
10. El nombre del director no debe aparecer en los créditos.

Básicamente renunciando a la idea de que para hacer buen cine era necesario un gran presupuesto.
(Y como buenos cinéfilos añadiríamos, parafraseando al tío Ben "que un gran presupuesto también puede conllevar una gran mierda". Si Bay, te estamos mirando a ti.
Sin embargo, aunque esta idea, no era en principio errónea, si se quedaba algo anticuada, especialmente en una época como los noventa, donde más allá de las series blancas americanas, había un mundo buscando el progreso (porque todos sabemos que las series blancas americanas de instituto son pertenecientes a una época muy oscura que debería quedar en el olvido. Muy, muy atrás.) y la renuncia a los avances del cine digital no pintaba un futuro muy próspero para un movimiento como este, tan idílico como el anarquismo y con las misma posibilidades de llegar a llevarse a cabo con éxito. 0%.
El cine continuó avanzando y el dogma 95 se perdió por el camino, y aunque sus huellas lograron marcar una senda alternativa parece que esta acabó devorada por la maleza de una época muy anterior a la nuestra.
Celebremos sin embargo a la Celebración. O a Lovers. O Fuckland.